sábado, 27 de noviembre de 2010

Seguridad ¿es posible? Por el Lic. Oscar De Noia

Estamos inmersos en alta tecnología:
Casi todas las viviendas cuentan con rejas o puertas blindadas, luces poderosas que se encienden al paso, etc.

Teléfonos celulares que nos permiten comunicación instantánea casi desde cualquier lugar.

Sistemas de alarmas electrónicos que harían la dicha de James Bond.
Cámaras de seguridad económicas que ven hasta en la oscuridad y se pueden seguir desde nuestro teléfono móvil.

Ingenios de seguimiento satelital de vehículos y mercaderías.
Un sistema centralizado de llamadas y respuestas al 911 donde mandan móviles con policías rápidamente al lugar solicitado.
Y una gran cantidad de adelantos tecnológicos más.

Pero la inseguridad avanza.
Estamos viviendo momentos de suma inseguridad ciudadana.

No me refiero solo al robo de bancos y comercios, sino al de viviendas, automóviles y asaltos a mano armada con ciudadanos heridos o muertos.
Está claro que la inseguridad no es una sensación mediática, sino un problema real, que algunos pretenden no ver y negar.

Para acabar con la inseguridad es necesario antes ¿acabar con la pobreza? y el desempleo
Sin duda que no, ser pobre no significa ser ladrón, siempre hubo pobres y no por eso había tanta inseguridad.

Sin duda es necesario acabar con la pobreza, pero por motivos de dignidad humana y no como chantaje para terminar con la inseguridad.
Eso es un prejuicio instalado, de los tantos que nos dificultan visualizar el problema real.

Para acabar con la inseguridad que hoy nos invade es necesario comenzar a cambiar nuestra forma de pensar y por consiguiente de actuar.

No es razonable seguir actuando y pensando del mismo modo que nos llevo y nos instaló en esta difícil situación social, y pensar que con más de lo mismo obtendremos resultados diferentes. Eso no es ser optimista, es ser ingenuo.

Si queremos obtener resultados diferentes, debemos aplicar técnicas y estrategias diferentes.

¿Qué nos impide aplicar nuevas estrategias?

·       La falta de conocimiento de ellas.
·       Una idea equivocada de la realidad.
·       La falta de capacidad de análisis suficiente.
·       Y sobre todo una gran cantidad de prejuicios.

Tenemos prejuicios: sociales, procesales, judiciales, penales, de defensa, balísticos, policiales, políticos, filosóficos, históricos, culturales, morales y muchos más.

Creo que deberíamos comenzar cada uno de nosotros, revisando en nuestro propio sistema de pensamiento, cuales son los prejuicios que nos limitan, sin nosotros saberlo y nos impiden tomar el rumbo adecuado que nos conduzca a la solución del problema, no declarativa sino real.

Como primer punto para poder asumir algún vector de cambio en la búsqueda de nuevas soluciones al problema planteado, voy a tratar de definir la estructura del prejuicio, cosa que no fácil.

El diccionario lo define de este modo:

·       Error
·       Antojo
·       Alucinación
·       Hechizo
·       Obcecación
·       Terquedad
·       Obstinación
·       Ceguera
·       Antojo
·       Pesadilla
·       Monomanía
·       Preocupación
·       Manía
·       Obsesión
·       Ofuscación

Lo primero que observamos es que el prejuicio, es un error.
De concepto, de percepción o de ceguera intelectual.

El origen del mismo es siempre cultural.
Se debe a conceptos propios, productos de experiencias vividas, narradas, o lecturas y conclusiones equivocadas sacadas de ellas.
O fue producto de alguna enseñanza recibida.

Otra característica que tiene el prejuicio es que lo confundimos con una verdad incuestionable.
La cual no podemos analizar o razonar.
Por lo tanto es difícil modificar dicha falsa verdad, una vez instalada en la mente de una persona o grupo de ellas.

La persona comienza su ciclo de razonamiento a partir del prejuicio instalado.

El prejuicio en sí mismo, es un dogma incuestionable para el sujeto, pues lo considera una verdad absoluta e irrebatible, no sujeta a duda de ningún tipo y menos a duda intelectual.

Por definición, el sujeto está imposibilitado de someterlo a análisis crítico o cualquier otra consideración que lo ponga en duda.

La única posibilidad que tiene el sujeto referente al prejuicio, es su defensa obcecada, cerrada, sólida y persistente.

El sujeto no sabe que su fundamento o juicio, está instalado sobre un prejuicio.

Él cree firmemente que está situado sobre una verdad sólida de carácter universal, y se asombra que otra persona que cree inteligente no la comparta.

Por otro lado si la otra persona no lo comparte, infiere que tal vez no sea tan inteligente como él, o tan preparado y pasa a subestimarlo por ignorante, torpe o cualquier otra categoría descalificante.
Tal es el paradigma propio del portador de prejuicio.

¿En qué consiste el prejuicio?

El prejuicio siempre es una simplificación de la realidad.
Por lo general es un juicio genérico, abarcativo.
Del tipo:
·       todas la A son B
·       todas las B son iguales entre sí.
·       todas las A son malas.
·       Por lo tanto; todas las B son rechazables. (sin someterlas a análisis)

El sujeto es incapaz de diferenciar, que no todas las A son necesariamente B. por lo tanto a partir de esa incapacidad de diferenciación inicial, persiste en su razonamiento erróneo fundamentado.

Es necesario humildad intelectual para acceder a cuestionar la propia naturaleza de alguno de nuestros propios conceptos más arraigados.



Lic. Oscar H. De Noia.